(por Santiago Alonso)
Leo en distintos portales la noticia del proyecto de Ocaña y me doy una palmada en la cabeza. Por si no están enterados/as de la noticia comparto la bajada del diario La Nación:
"La legisladora porteña Graciela Ocaña presentó un proyecto de ley para que las formaciones de la red de subterráneos de la Ciudad cuenten con vagones exclusivos para mujeres."
No puedo evitar pensar que la dirigente de ECO y aliada de Cambiemos anoche vió una película que la inspiró: Snowpiercer, un peliculón del 2013 que merece ser visto.
En un futuro distópico en el que el mundo se congeló, los habitantes de la tierra que lograron sobrevivir hoy son pasajeros del tren "Snowpiercer" (conocida acá como "Rompenieves" o el pedorro nombre de "El expreso del miedo") , el cual da vueltas alrededor de la tierra. Sin embargo, el lugar no es el mismo para todos ya que los vagones están divididos por niveles socioeconómicos. Es decir: los sectores de mayor nivel adquisitivo cuentan con una ubicación privilegiada, comida de primer nivel y comodidades de todo tipo, mientras que los sectores mas humildes cuentan con poco espacio y se alimentan con una especie de pan compactado con proteínas.
Ante esta tremenda injusticia, Curtis Everett (Chris Evans más conocido como el Capitán América) se alzará en rebeldía contra la élite para asegurar igualdad para todos. Un peliculón del director coreano Bong Joon-ho quien ya había hecho algo parecido con "The Host", otra grosa propuesta.
Volviendo a Ocaña. Ya los chistes se hicieron todos en Twitter, desde la creación de un vagón exclusivo sólo para acosadores hasta "Cursos gratuitos de bella poesía para camioneros, obreros, y demás transeúntes pajertos".
La idea es tan disparatada y torpemente peligrosa como el hecho de proponer "barrios exclusivos para gays" o el regreso del "Día para negros" en los lugares bailables como sucedía en el film que transcurría en la década del 50 "Hairspray". El hecho es sólo comparable a que yo vea una araña en mi departamento y, buscando una solución para eliminarla, deje el gas abierto y largue un fósforo, cuestión que vuele todo a la puta hostia.
La diferencia es que yo hago el chiste en el muro y ella es diputada y lo dice en serio. Eso es lo triste.