Esta publicidad va a quedar en el recuerdo como la "foto" de un contexto específico de país. Algo similar a lo que sucedió con la propaganda de las sillas de la época de la dictadura.
Hasta me la imagino siendo proyectada en escuelas o universidades. Se trata de la nueva promoción de Chevrolet apoyada en un concepto bien neoliberal: "meritocracia".
El material, lejos de incurrir en el error, comete una hijaputez que uno ya se cansó de escuchar de boca de la clase media que, con una mirada torpemente aspiracional, defiende los intereses de la alta, casi siempre generadora de profundas desigualdades. La publicidad parte de otro lugar común y perverso: todos nacimos con las mismas oportunidades y hubo algunos que "progresaron" y los que no, lo hicieron por desidia y falta de proactividad.
La idea-fuerza es la siguiente: si te esforzás podés comprarte una camioneta producto sólo de tu mérito personal e individual, nunca colectivo, nunca solidario. No hay un estado presente, no hay ayuda de ningún tipo, ni mano que pedir o dar. Al menos tienen la honestidad de decir que los meritocratas son una minoría, cosa bien representativa del sector al que apuntan. Un universo bien Disney donde "el que más trabaja es el que más suerte tiene".
Esos "meritócratas" son los que proclaman esfuerzo personal y aducen esfuerzo financiero pero que si pueden evitar pagar cargas sociales de empleados lo van a hacer.
Lo curioso es que General Motors/Chevrolet necesitó un préstamo de $300.000.000 proporcionado por el Gobierno Nacional en el 2009 sino se iban directo a la quiebra.
Acá ya ni hablamos de la "teoría del derrame" sino que a aquellos que no tengan la posibilidad de "prosperar", le espera el peor de los destinos, el que se merece, es decir, un mensaje de lo más hijo de puta, tendiente a la "selección natural " y tremendamente clasista.