Las charlas de la cena son todo un folklore aparte, también los almuerzos de los domingos, política, religión, el quehacer social. Hay acuerdos , alianzas, rupturas, vuelan platos, una silla, panes y el volumen de la voz sube como pocas veces. "Vos sos de este partido!", "Caraduras, por que no lo dijeron cuando estaban en el gobierno!"; "Es como yo digo siempre, hay que irse de este país!" y demás frases uno escuchará y/o dirá. Lamentablemente durante las noches de los días de semana, en los que la charla familiar no es obligatoria el que tiene cabida es el televisor. El que tiene el control (remoto) tiene el control (total) de los contenidos que toda la familia verá, el responsable llevará a los comensales a un mundo maravilloso o al aburrimiento y la discusión. De aquí se desprende otra ley, y es que el zapping del otro nunca gusta. En definitiva el cambiar permanentemente de un canal a otro buscando algo para ver, lógicamente hace que nadie vea absoluta