(por Santiago Alonso).- El genero es, sin duda alguna, apasionante por lo perturbador y por la forma en l a que se tejen historias terribles que llegamos a experimentar de un modo pasivo pero eficaz. Sucede en el cine y desde tiempos inmemoriales con la literatura. A principios de la décade del 2000 el siempre innovador canal de tv "I-Sat" ponía en el aire y a modo de intervalo una serie de cuentos de entre siete y trece minutos llamado "Cuentos de terror con Alberto Laiseca". Esto, en la jerga televisiva del cable se lo conoce como "filler". Fill en inglés significa "llenar" y el objetivo de este microprograma era llegar a un horario redondo cuando una película no llegaba a las dos horas de duración y quedaba una franja "vacía" que debía ser ocupada por algo. La estructura era sencilla pero atrapante. El célebre escritor rosarino se sentaba en una silla en una habitación oscura únicamente iluminada con